martes, 3 de julio de 2007

AGUILA IMPERIAL Aquila heliaca adalberti





CARACTERÍSTICAS

Algo más pequeña que la real, aunque parece más robusta y compacta. Los adultos resultan inconfundibles por las manchas blancas en los hombros y en la nuca que destacan sobre el plumaje general, casi negruzco. Carece de manchas blancas en la cola. Tiene el pico muy fuerte y negro que brilla con reflejos metálicos, las garras son más cortas y robustas que las de su congénere. Las hembras son algo mayores que los machos.
El aspecto general del plumaje del águila imperial varía con la edad: de un pardo leonado claro sin manchas apreciables ( característico de la primera edad), pasa a un intermedio más oscuro, hasta alcanzar, a partir del cuarto año, el tono achocolatado, con grandes manchas blancas, que caracteriza a los individuos adultos.
Potencia de arrastre: Aunque generalmente se estima que estas grandes águilas pueden transportar solo pesos que no superen el propio, se ha podido comprobar que en ocasiones ha llevado hasta sus nidos presas mucho más pesadas que ellas mismas, seguramente en un planeo a favor de la pendiente.
Picos: Fuertes, afilados y ganchudos, sus picos son auténticos sacabocados que rematan a las presas, desgarran las más duras pieles e incluso parten los huesos.
Vista: Se ha calculado que la potencia visual de un águila puede equivaler a la humana provista de prismáticos de diez aumentos. Esta potencia óptica les permite descubrir presas a mucha distancia.
Alas veleras: Anchas y muy largas, los planos de sustentación de estas grandes águilas permiten largas estancias en el aire. Así, suspendida por las corrientes térmicas, estas aves pueden desplazarse sin consumir energías.
Escotadura: En las rémiges de las grandes águilas puede apreciarse una profunda escotadura, es decir, les falta una porción de pluma, en uno de los lados. Estos huecos pueden representar hasta un 40 % de la superficie del ala extendida y cumple un papel ralentizador del vuelo.
Garras: Las garras, muy curvadas y extraordinariamente largas, son un arma de gran eficacia que no solo atrapa a las presas sino que les da muerte con celeridad, por la gran presión que son capaces de desarrollar.

HÁBITAT:

Sus hábitat idóneos son las áreas de bosque escleròfilo típicamente mediterráneo, donde se entremezclan los matorrales, los pastizales y los riachuelos. Está presente sobre todo en las campiñas bajas del centro y sur de la Península Ibérica.
Los ejemplares más jóvenes pueden ser capturados por otras aves rapaces y por zorros. El alarmante descenso de su población se debe, no obstante, a causas exclusivamente humanas: caza ilegal, electrocución, transformación de zonas forestales en regadíos, empleo exagerado de pesticidas, etc.
A pesar de ser un ave numerosa durante la primera guerra mundial del siglo XIX, actualmente el número de parejas reproductoras apenas supera la centena.
Territorios:
Ser visto y oído por los congéneres también resulta de mayor importancia para los grandes cazadores alados, pues es la única manera de patentizar que un territorio tiene ya dueño.
Las manchas alares y occipitales de las águilas adultas actúan como auténticos semáforos que emiten destellos captables a gran distancia.
Las manifestaciones sonoras no son frecuentes, pero son bien audibles hasta dos km de distancia y pueden avisa perfectamente al intruso de que ha penetrado en territorio ocupado.
Las grandes águilas precisan cazaderos enormes, aunque el territorio propiamente dicho (es decir, el que defienden a ultranza frente a sus congéneres) queda reducido a un pequeño espacio de unas 500 Ha alrededor del nido.
En función de la riqueza en caza de los territorios, las Águilas Reales e Imperiales, pueden compartirlos. Se ha observado que no hay competencia entre el Águila Real y la Imperial.

Técnicas para detectar águilas:
Posaderos: Son lugares resguardados de los vientos dominantes, siempre en árboles cercanos a claros del bosque.
Restos: Aunque dependen de lo aprovechable de cada presa (de los reptiles., por ejemplo, no suele quedar nada) es frecuentes encontrar conejos medio comidos y junto a ellos, hilachos de piel que las rapaces han arrancado con el pico.
Egagrópilas: Las regurgitaciones de nuestras grandes águilas son prácticamente indiferenciables entre sí. Su gran tamaño (hasta 8 cm) permite diferenciarlas de otras rapaces diurnas. Pueden aparecer muy desmenuzadas.
Localización visual en vuelo. Como la mayoría de las grandes rapaces permanecen mudas durante gran parte del año y el mejor sistema de localización es la observación directa. La considerable envergadura de sus alas favorece dicha localización. Es aconsejable recorrer el interior los valles para descubrirlas desde abajo, pues así resultan mucho más visibles.
Para realizar las prospecciones es preferible utilizar las primeras horas del día.

ALIMENTACIÓN:

Se alimentan, generalmente de lagomorfos (conejos y liebres), roedores (ratones, marmotas susliks y hamsters principalmente) y aves de tamaño medio (palomas, perdices, chovas, gansos, gallinetas, fochas) cuyo vuelo de huida y movilidad es siempre más lento que el de los pájaros pequeños. Es característica distintiva de las dietas españolas la presencia de reptiles, generalmente ausentes en las europeas.
En comparación con el Águila Real, sus garras son más débiles, dedicándose a la caza de animales menores, a los que ataca casi siempre en el suelo. Algunas veces sale la pareja a cazar; mientras uno levanta la presa el otro la captura.
Papel ecológico: es el superpredador de nuestros bosques. Puede decirse que , en las comunidades de bosque mediterráneo, ocupa la cúspide de la cadena alimentaría. Aunque raramente actúa como carroñero, la rarefacción del conejo le ha obligado a cambiar su dieta, que cada vez incluye más animales domésticos hasta carroña.
Técnicas de caza: el acecho es la táctica común a la mayoría de la s aves rapaces. Inmóviles en su posadero, permiten que sus presas se alejen de sus refugios naturales, y a favor de la gran aceleración de que son capaces de adquirir sorprenden en los claros del bosque a conejos y perdices.
La trayectoria del Águila imperial, tras sus vuelos prospectores, resulta mucho más vertical que la del Águila Real. Prácticamente cae en barrena.
El biotipo forestal impone una mayor capacidad de maniobra al Águila Imperial que, con frecuencia, pica directamente sobre los claros del bosque para sorprender en ellos a sus presas.
Acción combinada para cazar: En ocasiones, las águilas imperiales cazan en equipo presas de gran tamaño, como los gansos. La técnica resulta muy elaborada por la enorme dificultad que entraña abatir algo que pesa tanto como arma ellas mismas y, sobre todo, que cuenta con el gregarismo con arma defensiva. Unas de las componentes de la pareja ojea y levanta a los gansos para que la otra, que vuela a gran altura, pueda picar velozmente sobre las asustadas anátidas y dispersarlas. Entonces, la primera selecciona y ataca a aquel ganso que haya quedado aislado en la maniobra de dispersión.

REPRODUCCIÓN:

Son amantes de su territorio, en el que disponen de varios nidos utilizados en rotación. A principios del año comienza su llamativo cortejo, de manera que hacia marzo ya están las parejas consolidadas. Es en esta época, durante la reproducción, cuando mas sensible es el águila imperial a la presencia humana. Incluso puede abandonar la puesta si es molestada y nidificar de nuevo en un lugar más tranquilo.
Los 2 o 3 polluelos salen del cascaron a principios de Junio, después de una incubación de 43 días . con 25 días tiene ya el plumaje completo, y con 6 meses vuelan ya, regresando las primeras veces al nido para dormir.
Al contrario de lo que ocurre con las águilas reales, los dos polluelos suelen llegar a adultos, excepcionalmente incluso 3, aunque en épocas de escasez también practican el cainismo.
Cuando los progenitores deben abandonar el nido, cubren los polluelos o los huevos con ramitas verdes.
Al transcurrir los meses los pollos se alejan del nido, siendo todavía vigilados por los padres. Esta tutela se aminora, llegando a transformarse en un comportamiento agresivo, que obliga a los jóvenes a dispersarse. Volverán a los 3 o 4 años, convertidos en adultos, para criar cerca de la zona donde nacieron.
No alcanzan el plumaje de las águilas Imperiales adultas hasta los 6 años de edad.
Paradas nupciales: se basan en largos y sostenidos vuelos de la pareja que recorre así todo su territorio. Volatines y cabriolas aéreas con entrechocado de garras.
El marcaje del nido y su área lo realiza el macho con sus reclamos y vuelos de intimidación.
Nidos: El águila imperial anida siempre en árboles. Utiliza para ello las copas y las ramas terminales que permiten el aterrizaje de un ave tan grande. Las especies más comunes de árboles utilizados son: encina, alcornoque , eucalipto, sauce, pino silvestre y pino piñonero.
Huevos:
Numero normal: 2
Incubación: 42/44 días
Pollos en nidos: 63/70 días

Pollos: se ha observado un fenómeno de autentico control de las poblaciones, a través de la competencia alimentaria entre los pollos, sobre todo cuando el águila Imperial pone 4 o 5 huevos. El menor de ellos nacerá hasta 14 días más tarde que el mayor, su cabeza quedará muy lejos de la sus hermanos. En la competencia por el sustento. Los hermanos mayores accederán, gracias a su mayor corpulencia, a las más importantes cantidades de alimentos, consecuentemente, en épocas de escasez, el pollo benjamín morirá de inanición.